El arpa caminaba
las noches descalza.
Apostada junto a una carpa,
de sus notas harta,
entoné lo que de un camarote
aún recordaba.
Mis cuerdas había perdido
junto a los leones de
la Alhambra, los cuatro
arroyos del Paraiso
tampoco se hallaban.
Buscando la cueva flamenca
en el Sacromonte erraba,
sería la reina Elvira
quien con palmas, taconeando,
entre mesas
el arpa calzara.
¡Marta me encanta tu surrealismo! es genial como juegas con los conceptos, una abstracción tremenda; me encanta. Nunca he sido pelota y muy pocas veces hago algún comentario, podría decir que nunca, no suelo atormentar a mis palabras. Me encanta de verdad. Es maravilloso. Yo escribí una vez algo así como: "y desprecio al surrealismo por tener sentido", por permitirme ensanchar al lenguaje, hacerlo mío, vestir a mi mente... es genial lo que escribes, y aunque a mí no me quede tan fantástico, me siento muy identificada con lo que yo hago -o siento e intento hacer-. Un beso grande.
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